Alfredo Julio ha hecho de su vocación temprana una profesión tardía, lo que nos confronta con el mayor desafío del oficio del arte: crear a lo largo del tiempo, sin perder una visión propia. Su consistente tarea creativa, que ya supera los trescientos cincuenta dibujos en los últimos veinte años, se puede entender a partir de momentos formativos bien determinados y distanciados, que desmienten una educación artística descuidada o derechamente inexistente.
Además de utilizar papel blanco mate de 190 gramos, generalmente en hojas de 33 por 46 centímetros, el “portaminas” (mechanical pencil) es el principal instrumento que ha utilizado el artista para trazar sus elaboradas tramas previas de perspectivas y cuadrículas. El portaminas es un tipo de lápiz metálico o plástico que permite el recambio de “minas” o barritas de grafito, aún muy utilizado en el dibujo técnico, preferentemente arquitectónico, aunque rara vez en el artístico.
La monotonía, un riesgo en el que puede caer cualquier obra artística, es salvada con sensibilidad y rigor por un creador, quien -debe precisarse- dibuja totalmente con portaminas, de la trama inicial a la terminación final del arte, con un delicado y, a la vez, intenso trabajo de filigrana en su obra, lo que se debe tanto a una razón técnica como una deliberada toma de posición artística, férreamente defendida a lo largo del tiempo.
El artista se obliga dibujar con seguridad y convicción desde el primer trazo, para aprovechar las ventajas del grafito de portaminas, generalmente fabricado con carbón “alotrópico”, de una calidad química de aporta más nitidez con menor fricción en el papel. Otra dificultad, no menor, es borrar lo dibujado sin ensuciar lo avanzado o aquello por dibujar, aunque se cuente con el borrador más suave posible, sin humedad y con alguna fórmula que asegure no raspar o manchar, borrando lo menos posible, para no dañar el papel con manchas de grafito o cicatrices de líneas borradas.
Alfredo Julio se planta en una vehemente actitud estética que demuestra entender perfectamente la diferencia fundamental del dibujo con la pintura, que siempre ha sido la de la línea con la mancha. Con su exigente técnica, ha logrado fijar su visión estética, al superponer laboriosamente diferentes capas de texturas de grafito que componen manchas a través de líneas o puntos, en vez del recurso más fácil, pero tosco de rellenar o saturar apresuradamente con rayas gruesas, por ejemplo, los rincones de menor interés en un dibujo.
Alfredo Julio, draftsman born in 1935 in Santiago, Chile, refers to himself as a self-taught person, a frequent misunderstanding among Chilean artists born before the second half of the twentieth century.
Alfredo Julio turned his early vocation into a late profession, which confronts us to the biggest challenge in the art craft: creating over time without loosing one’s own vision and perspective. The consistency in Alfredo Julio’s creative work, which already involves over three hundred fifty drawings done in the last twenty years, can be understood as from well bounded and estranged formative moments that deny any kind of neglect or inexistent artistic education.
Besides the 190 grams mate white paper support, generally sheets of 33 by 46 cm, the main instrument used by the artist to trace his elaborate wefts conditioned by perspectives and grids, is the mechanical pencil, a kind of metallic or plastic pencil that enables the replacement of graphite sticks. It is still very much used in technical drawings, mostly arquitectural and seldom artistical.
Monotony, a risk any artistic creation might lead to , is overcome by Alfredo Julio’s sensitivity and rigour , who -it must be specified- draws every project from the initial weft up to the very end of his craft with a delicate though intensive work of filigree in his work , due to a technical reason as much as a deliberate artistic approach fiercely maintained over time.
Alfredo Julio forces himself to draw with sureness and conviction from the very first trace to make the best of the advantages of the graphite mechanical pencil, usually made by alotropic coal that has a chemical quality that gives more definition and less friction when using it on paper. Another substantial difficulty lies on being able to erase what has been or is going to be drawn without dirtying it, even if you own the softest eraser there is, without humidity or with some sort of procedure that ensures neither scrapping nor staining. This means that Alfredo Julio makes himself erase the least possible in order not to damage the paper with graphite stains or erased scar lines.
The artist stands by a vehement and intense esthetic attitude that shows a deep understanding of the fundamental difference between drawing and painting, which has always been the line and the stain. Here, by using his demanding technique , Alfredo Julio is able to portray his esthetic vision by laboriously overlapping different layers of graphite textures that compose stains by means of lines or dots, instead of using the easier but rough resource of hastily filling or saturating with thick lines , for example, the areas of least interest in a drawing.